Están cerrados por muros gigantesco llenos de vegetación. Al igual que Thomas ninguno de ellos sabe cómo ha llegado allí. Ni por qué. De lo que están seguros es de que cada mañana las puertas de piedra que los separan del laberinto que los rodea se abren y por la noche, se cierran. Y que cada mes alguien nuevo es entregado por el ascensor.
Un hecho altera de forma radical la rutina del lugar: al día siguiente de la llegada de Thomas llega una chica, la primera enviada al Glade (laberinto), y más sorprendente todavía es el mensaje que trae. Thomas será más importante de lo que imagina. Pero para eso deberá descubrir los sombríos secretos guardados en su mente. Por alguna razón, sabe que para lograrlo debe correr. Correr será la clave, o morirá.
Bastián Valenzuela
7° Básico B
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